El pabellón ruso intentaba dar, a simple vista, la idea de que la fuerza de la Unión Soviética estaba en sus trabajadores y campesinos, el proletariado en si mismo. Esto puede notarse al observar que el centro de la estructura, capaz de captar toda la atención a primera vista, es la magnífica escultura por Vera Mukhina hallada en el tope del edifico, en la cual el trabajador y la kolhoz -campesina comunal- representando al proletariado, sostienen la hoz y el martillo para formar el emblema soviético (hoy reubicada en Moscú).
En el interior del mismo se mostraba una exposición de la subida al poder de los bolcheviques en Rusia (revisada específicamente por Stalin con el fin de que no se le diese crédito a Trotsky ni a su hermana Olga) y el futuro de la Revolución Comunista en el mundo. Como por ejemplo, el modelo a escala del Palacio de los Soviéticos que puede observarse en las imágenes.
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