26 de junio de 2010.- El jueves 10 de junio se cumplieron 84 años del fallecimiento del arquitecto Antoni Gaudí, alma artística y espiritual de la Sagrada Familia de Barcelona, cuya nave central consagrará el 7 de noviembre de este año el Papa Benedicto XVI. Alfa y Omega / Escuchar la Voz del Señor) Desde ese día empezó a vivir plenamente el ideal evangélico, abandonando la buena vida a la que estaba acostumbrado, también en la forma de vestir -más de una vez fue confundido con un pobre, incluso el día que le atropelló el tranvía, causa de su muerte-. Hasta llegó a participar en actos públicos como la festividad del Corpus Christi, dato significativo, ya que era un hombre que rehuía todo acontecimiento público e, incluso, las fotografías.
Antonio Gaudí quien está en proceso de beatificación desde el 3 de julio de 2003, millones de personas conocen y admiran sus obras arquitectónicas pero pocas saben el proceso de conversión. Gaudí no fue siempre un devoto fiel. Tuvo su proceso de conversión, cuyo punto de inflexión tuvo lugar en la Cuaresma posterior a la adaptación del proyecto de la Sagrada Familia. Quiso prepararse de tal forma, que realizó un estrictísimo ayuno penitencial, llegando a estar tan agotado que flaquearon sus fuerzas. Más tarde, confesó haber querido seguir el consejo de Fray Angélico: «Quien desee pintar a Cristo sólo tiene un camino: vivir con Cristo». Igual que los pintores de iconos se preparan con ayuno y oración, Gaudí quiso preparase para realizar la Sagrada Familia. (Cristina Sánchez / Santo Rosario diario Era un gran devoto de la Virgen María y rezaba diariamente el Rosario, devoción que traspasó la intimidad de la oración personal para quedar reflejada en sus obras. Cuenta Juan Matamala, hijo del escultor que acompañó a Gaudí buena parte de su vida, que ambos rezaban diariamente el Rosario durante los años que convivieron en el Parque Güell. En la Sagrada Familia, en la Fachada del Nacimiento -la única que terminó Gaudí-, se pueden encontrar, rodeando las escenas, las cuentas del Rosario. También el claustro del templo se inicia con la puerta del Rosario, en la que se encuentra una representación del a Virgen con Santo Domingo y Santa Catalina. En el muro contiguo se representa la muerte de los justos precedida por las palabras Ave María, así como las tentaciones que se pueden superar rezando el Rosario. Emilia Capdevila, vecina de la sobrina de Gaudí en Reus, recordaba cuando fue a Barcelona que «un domingo mi madre y yo fuimos a visitar el templo y vimos a Gaudí en una cripta de rodillas rezando el Rosario, pero no lo quisimos molestar y nos fuimos». El arquitecto de Dios En 1992, un grupo de cinco amigos, encabezado por un joven arquitecto, José Manuel Almuzara, constituyó la Asociación Pro Beatificación de Antonio Gaudí. Gracias a su trabajo, el 9 de julio de 2003 se firmó el Decreto de apertura del proceso de beatificación en la Congregación de las Causas de los Santos, ante el entonces cardenal arzobispo de Barcelona, Ricardo María Carles, y del Subsecretario de la Congregación, monseñor Michele Di Ruperto. ¿Y por qué santo un arquitecto? El señor Almuzara lo tiene claro: «Por su dedicación al trabajo y su servicio a los demás y a Dios». Gaudí, que repetía constantemente que «la originalidad es volver al origen», se describía no como creador, sino como «un copista de las más perfectas formas creadas por Dios». Referencias de la excepcional vida del que llaman el arquitecto de Dios no faltan. El Vicepostulador de la Causa, don Luis Bonet, párroco de la Sagrada Familia e hijo del que fuera arquitecto del templo, Luis Bonet y Garí, decía de Gaudí que «era un hombre bueno, humilde, de grandes virtudes. Un hombre de plegaria y vida espiritual». Lo mismo señala su hermano, Jorge Bonet, actual arquitecto de la Sagrada Familia: «Para mí ya es santo. Fue un hombre que estudió la fe católica, la analizó y se la cuestionó, adhiriéndose de forma consciente. La Iglesia necesita hacer santas a personas laicas». |
sábado, 5 de noviembre de 2011
Conversión de Gaudí
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