Es uno de los edificios residenciales esenciales de Gaudí y uno de los más imaginativos de la historia de la arquitectura, ésta obra es más una escultura que un edificio. La fachada es una impresionante, variada y armoniosa masa de piedra ondulante sin líneas rectas donde también el hierro forjado está presente en los balcones que imitan formas vegetales. El desván está soportado por muros de arcos de ladrillo siguiendo el estilo que Gaudí ya había desarrollado para el Colegio de Santa Teresa y Bellesguard también de Barcelona. El terrado es de una fantasía exuberante, las chimeneas con formas que recuerdan guerreros, las salidas de las escaleras, etc., componen un bosque de figuras que sorprende por su variedad y el vanguardismo de las formas. El edificio fue reconocido por la UNESCO como "Patrimonio de la humanidad" en 1984.
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